El juego es natural y espontáneo. Para el niño el juego implica una liberación de los conflictos.
Desde la perspectiva de Piaget se clasifica al juego en cuatro categorías:
- El motor correspondiente al periodo sensorio-motor
- El simbólico, correspondiente al preoperacional
- El de reglas, perteneciente al periodo operatorio
- El de construcción, perteneciente también al operatorio y al formal.
Los niños empiezan a participar en este tipo de juegos a partir de los seis, siete años. Ejemplos: juegos como la mancha, las escondidas, saltar la soga, los dados, las figuritas.
De acuerdo a las investigaciones de Piaget, sabemos que a partir de los siete años los niños no solo son conscientes de que hay que jugar con reglas sino que tratan de unificarlas y saben que no pueden modificarse.
Entre los cinco y nueve años, las reglas son sagradas e intangibles. Tiene un origen adulto y por lo tanto no se pueden modificar.
Entre los diez y doce años las reglas se convierten en una norma aceptada libremente por los jugadores, producto del mutuo acuerdo entre partes, siempre que los jugadores asi lo dispongan y logren unanimidad.
Los juegos de construcción están presentes en cualquier edad. Son juegos de habilidad y creación en los que se reconstruye el mundo en pocos elementos y en los que las reglas consisten precisamente en eso: reproducir el mundo haciendo automóviles, aviones barcos, edificios, personas.
A medida que los chicos van creciendo buscan que su juego se parezca cada vez más al mundo real. En realidad el objetivo se aleja de lo que llamamos mero juego y se acerca a lo que llamamos trabajo.
Para el desarrollo de la capacidad de construir es necesario un buen desarrollo motor, capacidades de representación y para seguir reglas.
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